No comprendo si ahora sigo siendo un humano o de pronto, magicamente, me convertí en un ave, pero los pájaros son libres, vuelan por donde quieren y viajan a lugares hermosos, disfrutan de la peligrosa libertad.
Quizás si intento volar pueda corroborar todas estas dudas, pero también puedo llegar a una oscura muerte y no sé si estoy preparado para esto pero tampoco sé si pierdo mucho al intentarlo.
Voy hacia ese pequeño agujero que me conecta con el exterior, asomo la cabeza y apoyo mis pies, miro todo, parece gigantesco el mundo desde mis ojos, mi pequeño gato ahora es enorme, la pequeñas flores casi igualan mi tamaño y de pronto esta casita tan diminuta es el lugar más grande donde he estado, que relativa que puede ser mi vida.
Creo que estoy listo, ya tengo coraje para enfrentar la realidad: abriré mis alas (que tal vez sean mis brazos) e intentaré volar para comprender si soy un pájaro o si sigo siendo un humano simplemente en miniatura. Ya es hora, me tiraré.
Salto y lo único que veo es blanco, quizá sea una nube, quizá sea la muerte, o tal vez todo haya sido un sueño…
Lucía G. 22/02/12