Historia

-¿Por qué usted es tan feliz?

El viejo poeta sonreía, sonreía y sonreía, nadie tenía certeza alguna sobre que podría dibujarle tal sonrisa en sus gruesos y añejados labios, le faltaban uno o dos dientes pero le sobraba felicidad.
Él era simple porque así amaba llevar su vida, no se permitía lujos ni siquiera en sus poemas que por supuesto eran sencillos y hasta insulsos. No tenía preocupaciones y no se encariñaba con nada, era un hombre bastante solitario, sin esposa y sin hijos incluso se dudaba que tuviese familia alguna.
Sus tesoros más preciados eran sus libros y sus poemas, sus empolvados libros y sus poco exitosos poemas de los cuáles sólo se conocieron cincuenta a pesar de que él mismo se autoproclamó el hombre de los mil poemas.
Este anciano caminaba por el mundo con una sonrisa estampada, para algunos era una mueca con gran falsedad, para otros era simplemente una muestra de que su cabeza ya no estaba en un estado óptimo, nadie podía ser tan feliz en el universo.
Lo cierto era que ante mi pregunta de "¿por qué usted es tan feliz?" su respuesta fue una de las más desconcertarte que obtuve ante una duda.

-Porque encontré la felicidad en los otros novecientos cincuenta poemas que ni tu, ni yo, conocemos.

Lucía G. 21/01/11

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